El pasado 13 de Noviembre, viernes, tuvimos una nueva sesión de cata en el txoko de Putxeros. Tocaba hablar de los sentidos que usamos cuando estamos catando y de cómo se hace una cata de vinos profesional. Nosotros intentamos acercarnos lo máximo posible a lo que hacen los profesionales del ramo, pero somos conscientes de nuestras limitaciones. En el fondo se trataba de aprender un poco más de todo lo que rodea a este maravilloso y fascinante mundo del vino y divertirnos un poco al mismo tiempo. Lo conseguimos en ambos casos.
Salieron al terreno de juego un blanco fresco (Triay godello), un blanco fermentado en barrica (Altolandon FB), y un rosado navarro (Gran Feudo Rosado 2.014). La idea era que hubiera contraste claro entre colores y aromas y que todo ello fuera corroborado en boca, y de hecho así fue. El amarillo pálido del godello fresco y el amarillo dorado del FB eran un claro ejemplo de como un vino blanco puede variar en aspecto. También era evidente que los aromas eran bien distintos, con mucha fruta blanca (manzana) el godello y con aromas de mantequilla y panadería el FB. Y por supuesto, la sensación en boca, bastante más pesado y untuoso el FB frente a la ligereza del godello, y la lágrima en copa, mucho más densa en el FB.
El rosado jugaba sólo esta vez, su misión era estar ahí, dar testimonio de que estos vinos también existen, y ofreció un bonito color rosa intenso, aromas de fresa y ligereza en boca, paso corto y con bastante acidez. Refrescante y jugoso. Estaba bien rico.
Para los tintos decidí poner un joven de Ribera de Duero (Arroyo) y dos vinos criados en la misma bodega de Rioja Alavesa (Muro Bujanda) con la intención clara de contrastar colores, aromas y tactos.
Son los tres de corte moderno y las diferencias visuales no estaban tan claras. Tres vinos de gran capa, muy oscuros, donde aparecieron con claridad los tonos violáceos en el joven, pero la diferencia entre el crianza y el reserva no era tan clara. En nariz y en boca se encontraba mejor la diferencia entre ellos pero no era tan palpable como en otras ocasiones.
También jugamos a la copa negra, y ahí es donde podemos comprobar lo importante que es la vista y la memoria olfativa del individuo catador ya sea profesional o amateur.
Así que ya sabéis, ¡¡a meter las narices en todo!!
Y recordad lo desgraciados que son los que padecen de anosmia (carecer del sentido del olfato), que no pueden hacer una cata en condiciones ni siquiera de aguas minerales. Parece una chorrada pero no lo es, la hora de las comidas para ellos es un mero trámite alimentario, una travesía por el desierto. Ni siquiera pueden disfrutar de las magníficas viandas que nos prepara Putxeros, a saber, gilda estratosférica, tosta de queso gorgonzola y anchoa con cabello de ángel, croquetas varias en salsa de txipirón, tosta de revuelto de setas…en fin, todo un alarde de golosinas «p’al cuerpo» y derroche de buen hacer del compañero Putxeros.
Y ahora miraos lo guapetones que estáis.