Mis vinos de cabecera

Cuando alguien habla de algo como que es «de cabecera» nos quiere dar a entender que «eso» de lo que habla es algo muy personal, íntimo, de siempre, tradicional, que lo tiene siempre presente en su ánimo y que de vez en cuando hace uso de ello. Por ejemplo «mis libros de cabecera» o «mis discos de cabecera», son libros o discos que se leen o escuchan con frecuencia.

Algo parecido quiero decir con el título de esta última cata, «mis vinos de cabecera». Son los vinos que todos los años están en mi bodega, y siempre que acudo a ella me los encuentro, y me los bebo, porque al año siguiente vuelven a estar pero con añada diferente, y jamás me han defraudado, y además son asequibles a mi bolsillo ¡qué más puedo pedir!.

Son como esos amigos que uno tiene y que siempre están ahí para ti, y son unos pocos, pero muy buenos y nunca te fallan.

Ahora, cada uno de vosotros debe escoger sus propios vinos de cabecera, sean los que sean, pero es muy importante que podáis consumirlos con cierta frecuencia aunque os cuesten un poquito más que la media de vuestro presupuesto corriente para gasto en vino. Este umbral de gasto lo tiene que poner cada uno, el mío está en los 15 €. Por ese dinero, incluso por menos, podéis encontrar estos vinos, casi todos en cualquier centro comercial.

Ahora vamos al meollo, al turrón.

Nos reunimos 13 amigos en el txoko de putxeros dispuestos a disfrutar una noche más de vinos, viandas y compañía y con ánimo de empezar el fin de semana como Dios manda, con alegría y con ganas a pesar del diluvio que caía sobre toda Bizkaia.

La 1ª tanda se componía de dos vinos blancos peculiares, El Grifo de Lanzarote y Viñas del Vero Gewurztraminer (que es el nombre de la uva usada para hacerlo) de Somontano (Huesca). El Grifo es un claro ejemplo de los vinos isleños de malvasía, en esos viñedos imposibles, tan peculiares, donde no entra máquina alguna y además en ausencia de

El-Viñedo-de-lo-Imposible-8 filoxera (plaga que arruinó el viñedo a finales del S XIX), y ese suelo volcánico que entrega todo su carácter a la planta y la planta se lo regala al fruto. Y el vino es pura lava, es como chupar una piedra pómez que antes hayamos untado en zumo de melocotón y jazmín, con aires de goma quemada y de hidrocarburos.

Y ese Gewus absolutamente floral, rosa blanca y rosa roja, flor de azahar y frutas orientales, con su clásico final amargo que inunda el fondo de la boca. Somontano en esencia.

La tanda de tintos representó todas las posibilidades que uno puede encontrar en el panorama vinícola español. Fuerza y carácter, finura y sutilidad, mano de hierro y guante de seda, tirios y troyanos, tigres y leones…

Habla del Silencio, del silencio extremeño pero lleva dentro fruta negra en confit y un poquito de punta de lapicero…¿os acordáis cuando de niños chupábamos la punta del lápiz? Esa sensación tuve yo.

Juan Gil, un jumillano de recia estirpe nos entregó su fruta roja madura, los tonos ahumados y las especias, muy propio de la uva llamada Monastrell, clásica mediterránea.

Y esas callet, fogoneu y mantonegro de Mallorca que le dan finura y sensibilidad a la esbelta botella de AN2, ánima negra, alma negra y oscura, sutil.

Coto de Hayas con su contundente garnacha centenaria llegada de las faldas del Moncayo, donde el verano tumba moscas por el día y la noche las vuelve a refrescar para que revoloteen de nuevo entre los frutos gordos y rotundos de la vid. Un pelotazo de frutosidad, pura mermelada, pura intensidad.

Se culminó la noche con la maravilla del vino dulce, para mí casi siempre el mejor. Rematar con un vino dulce es lo mejor que te puede pasar en una cata. Jamás faltará en las mías un vino dulce, y si no lo hay será por causas de fuerza mayor.

Y vuelve jumilla con Dulce Crápula y su tremebunda monastrell para regalarnos un vino precioso de color, repleto de frutas pasificadas, chocolate amargo y notas mentoladas. Una pasada.

Y putxeros, como siempre, a gran altura. Sabrosura en el plato fuerte y golosina en el postre, que acompañó como el hielo a la coca-cola, en su tránsito junto al vino jumillano.

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A continuación adjunto en dos documentos las puntuaciones de los vinos y sus características.

AROMAS.VINOS DE CABECERA-PUNTOS

AROMAS.VINOS DE CABECERA.doc

 

 

Acerca de tintofino

Hola a todos, me llamo Fernando pero aquí seré tintofino. Soy un gran aficionado a la gastronomía en general y a los vinos en particular desde hace muchos años ya. En todo este tiempo he participado en montones de catas de vino a título amateur y en unas cuantas acompañando a buenos profesionales del sector que han tenido la amabilidad de invitarme a participar con ellos en eventos, concursos y congresos varios. No soy técnico, ni tengo estudios de enología, mas bien soy una especie de sumiller autodidacta al que le encanta probar vinos y hablar de ellos, vamos, un charlatán de los vinos. Actualmente dirijo dos grupos de cata con reuniones mensuales y llevo también las catas del txoko de www.aromasdeunaescalera.wordpress.com cuando mi amigo Guillermo me lo pide. El lema es siempre el mismo: pasárnoslo (con perdón) de puta madre.
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