Mis amiguitos de ITSASAMEZTEN tuvieron la gentileza de solicitarme la preparación de una charla sobre vinos y náutica y me pidieron que buscara un argumento en el que estuvieran implicadas ambas materias. La verdad es que a priori la empresa parecía algo compleja si nos salimos del archiconocido cambio en los materiales de los contenedores de vino para su transporte a lo largo de la andadura del hombre desde que dejó de ser un mono para convertirse en el despreciable ser humano que es hoy en día, ya sabéis, que si las ánforas de barro, que si los pellejos y odres, que si los toneles…Quizá algún día lo retomemos y podamos organizar otra charla al respecto con su imprescindible cata…
Sin embargo una chispa encendió mi maltrecho cerebro y recordé, no sin dificultades, que los vinos llamados de Oporto no se vendimian en Oporto si no a unos 100 km rio arriba, en lo que se conoce como Valle del Douro. Me dije, «llamemos a Mr. Google a ver que nos cuenta», ¡et voilá! los barcos RABELOS.
Había encontrado un argumento, un hilo del que todavía no sabía hacia dónde tirar, del que tenía la punta cogida y del que no sabía lo largo que era…¡hale, a bucear!
Aunque la excusa iba a ser el susodicho rabelo (mi excusa barata), mi interés era hablarles del vino a mis amigos, en este caso del sublime Oporto, y meterles en vena el gusanillo del amor por ese tesoro fermentado que me han demostrado que tienen, aunque había que profundizar un poco más.
La inevitable red de redes está llena de información. Las imágenes de rabelos son innumerables, pero sobre el vino de Oporto no hay tanta información, al menos en castellano. Hay muchas webs comerciales que venden Oportos de todas clases, pero páginas web con información sobre variedades de uva, suelos, climas, elaboraciones, costumbres, historia…no hay tantas.
Por ejemplo, la web de la D.O. http://www.ivdp.pt , o la de Taylor’s http://www.taylor.pt ambas consultables en castellano , o http://www.elmundovino.com con artículo de la pluma de Luis Gutiérrez (datado en 2.001, pero qué le vamos a hacer)
Enseguida me di cuenta de que el asunto náutico tampoco iba a darnos muchas opciones. Os cuento:
RABELO: barco tipo nórdico de tablones superpuestos, con fondo plano y sin quilla, de entre 19 y 23 metros de largo, aquí conviene decir de «eslora» (los chicos y chicas de ITSASAMEZTEN casi me echan de su sede social por esto), por unos 4 o 5 metros de anch…digo de «manga», con un sólo mástil para una una gran vela cuadrada y un largo timón de popa. Se ha usado toda la puta vida en el Duero portugués, más conocido allá como Douro, para el transporte de todo tipo de mercancías entre el recóndito e inhóspito Valle del Douro y su salida natural, Oporto, o Porto.
Tripulado por 6 o 7 personas, con el paso del tiempo se hizo famoso por el transporte del vino desde las quintas (bodegas) del valle hasta las bodegas de guarda en Vila Nova do Gaia y Oporto. También con el paso del tiempo y las nuevas comunicaciones el uso del rabelo se ha transformado en algo grotesco y han sido víctimas del implacable turismo masivo siendo ahora tuneados para transportar seres humanos ávidos y ansiosos por sacar fotos de la ciudad desde un punto tan privilegiado como la desembocadura del rio Douro.
Dicho esto, que era la excusa barata que me autoimpuse para satisfacer la curiosidad de mis amigos marineros, nos metimos en el lío, a sea, en el vino de Oporto.
El Oporto es un vino encabezado, generoso o licoroso. Todas estas palabras sirven para definir a un vino al que se le ha cortado la fermentación en un determinado momento del proceso por medio de la incorporación de no pocas cantidades de alcohol vínico o aguardiente. El efecto inmediato es el colapso de las levaduras, las cuales mueren dejando como quién dice, el trabajo a medias. Para el Oporto las levaduras trabajan hasta que el mosto alcanza los 7 u 8 grados, en ese momento entra una avalancha de alcohol hasta que alcanza entre 19 y 23 grados. Las levaduras fenecen y queda presente en el vino una cantidad muy importante de azúcar residual que no ha sido devorado por ellas. De momento vamos quedarnos con esto. Pongamos fín al capítulo 1. Próximamente en sus pantallas el capítulo 2.
Interesante el artículo, como siempre.
No conocía los Rabelos, ahora ya sé una cosa más.
Sí, eslora y manga, muy importante, Jajajaja…
Decir que el vino Oporto me gusta, va bien para tomar a cualquier hora.
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